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mario hiriart   texto del mes – hojeando en el diario de vida


Ser verdaderos creadores

Reclinar la cabeza en su regazo

Una Madre fuerte

Tocando con la punta de mis dedos la túnica de Cristo


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Ser verdaderos creadores

"Porque, en el fondo, toda actividad humana no es sino participación en la actividad creadora de Dios; de modo que sólo cuando nos ponemos en manos de El para que El cree por intermedio de nosotros, llegamos a ser verdaderamente creadores, a hacer algo positivo; porque entonces nos integramos, nos unimos a su actividad, que es la única verdaderamente creadora." (14.04.1958).

En sus líneas expresa cierto orden: hay un primer pasaje y pasajes posteriores; hay un centro y cosas en torno a este centro. Al Dios trino lejos le corresponde el primer lugar, el centro. El es, quien puede realmente crear, es decir, hay algo que antes no existía. De dónde proviene la vida sobre esta tierra nuestra, sigue siendo un enigma.
¿ No es magnífico como ha creado nuestro mundo ? todo aquello que en un comienzo depositó en ella y amorosamente acompañó en su desarrollo. En el mejor de los casos nosotros tan sólo somos buenos "elementos enlazadores". Podemos construir un auto, pintar un cuadro, pero finalmente tan sólo somos capaces de enlazar en forma más o menos acertada aquello que ya existe en nuestro entorno. Nunca lograremos crear un pájaro o tan sólo una mosca, pues a ellos les está dada vida propia. Y esto proviene exclusivamente de la mano de Dios.

Aceptar este orden muchas veces no resulta fácil. Si Dios existiera, cómo podría soportar no serlo yo ! así se expresa Nietzsche. En muchas situaciones difíciles no queremos aceptar aquello que Dios nos regala para nuestras vidas. No es Dios quien debe determinar respecto de nuestra vida, somos nosotros los que queremos decidir asuntos como el nacimiento y el
aborto. Queremos ver signados con nuestro nombre "nuestros" pensamientos y "nuestras" obras de la vida diaria. Dios se ha independizado de nosotros y corre con ello un gran riesgo.
Correspondiente a una meta alta, él nos quiere hacer un encargo particular de sentido muy especial. El no sólo nos deja jugar un poco, él desea nuestra real y profunda participación en su quehacer creador. El nos regala vida y creación y espera nuestra cooperación en forma de
participación en la familia, la vida, la sociedad y el mundo etc. Con ello asumimos una gran responsabilidad. Es tranquilizador volver entonces a los pensamientos iniciales, aquellos que a Dios le corresponde lejos el primer lugar, el centro. El sabe que yo no soy Dios.


© Instituto Secular Hermanos de María de Schoenstatt, 2000